Makai Ouji

Tras el negocio de su tío falla, William Twining, un joven noble inteligente, se encuentra en una difícil situación financiera. Sin fondos para la matrícula de la escuela, él busca en su casa hasta que se encuentra con el sótano. Allí, él accidentalmente convoca Dantalion , que reconoce William como descendiente de Salomón , y el Elector-la persona que elija un gobernador sustituto cuando el Emperador del Infierno, Lucifer , descansa. Desde ese momento, la vida de William está irrevocablemente entrelazada con el mundo sobrenatural como otros candidatos demoníacas para sustituir rey compiten para su nombramiento y los intentos cielo para recuperar su alma.

• Tipo: TV
• Episodios: 12
• Año: 2013
• Estudio: Dogakobo
• Origen: Manga
• Demografía: Shoujo
• Géneros: Comedia, Demonios, Fantasía, Supernatural, Shounen-ai
• Rating: PG-13

Makai Ouji era ese anime fanservicero femenino tipo 2; es decir, ese infaltable anime lleno de bishounen que por “X” razones terminan envueltos en relaciones medio BL. Objetivamente, Makai Ouji cumplió su meta en un primer momento al mostrarnos a un rubio tsundere el cual, gracias a ser el “descendiente” de Salomón y el Elector del próximo rey del infierno, terminará siendo perseguido tanto por demonios y ángeles que querrán tanto destruirlo como protegerlo.  Sin embargo, a pesar de tener mi atención puesta en el con sus primeros episodios que marcharon fluidamente, terminó haciendo que lo dejara al 5 capítulo sin remordimiento alguno. Makai Ouji es un anime que comienza con un ritmo bueno y cumpliendo con los cánones de este género (nada fuera del otro mundo, con algo de comedia y escenas #cutiepye BLesca), pero que termina siento repetitivo, insípido, predecible y aburrido.

Usando el trillado cuento de los demonios, los cuales terminan siendo más buenos que los ángeles,  este anime tenía desde sus inicios un reto: El no hacerse repetitivo. Las relaciones humanos-demonios es un género escuchado y con una serie de clichés muy marcados. Que incluye la invocación de un demonio con un círculo mágico y la protección (posteriormente afecto) de este mismo hacia su nuevo contratista. Makai Ouji empieza siendo un anime que prometía cumplir con el cliché (vamos, nadie creyó que se izara como un master piece innovador) pero que poco a poco fue cayendo en picada hasta hacerme bostezar con cada episodio. La historia se volvió repetitiva y predecible, una cantidad monumental de secundarios fueron presentados sin ton ni son, los personajes principales fueron insustanciales y la historia no presentó ninguna innovación que la desmarcara de otros congéneres.  Un anime que pensé lograría ser algo entretenido, pero que termino defraudándome como muchos animes de su género ya han hecho con anterioridad.

Dagakobo es el estudio que se encargó de dar vida a Makai Ouji, un estudio que tiene como máximo representante animes como Yuri Yuri o Love Lab (aunque personalmente Majestic Prince es para mí su gran logro). Si bien ha logrado darle animación a un grupo de bishis que resulta hasta cierto punto apelativos a la vista, creo que la animación no se ha lucido homogéneamente a lo largo del anime. Los últimos capítulos me parecieron descuidados en términos de animación con errores algo notorios (vamos, que para que YO una #noobster se fijara, es que ha sido obvio). Por otro lado las batallas, las cuales admitámoslo, fueron parte esencial del anime no me sorprendieron, y hasta me decepcionaron. Para un anime en el que en cada uno de sus capítulos el protagonista se enfrenta a monstruos para salvar a un rubio tsundere, por lo menos pedía un poco más de acción animada. Si bien la paleta de colores vivos ha sido súper adecuada para la ambientación de este anime y por más que creo que en términos de vestuarios bien animados han tenido algunos puntos (podrán haber sido algunos ridículos, pero estaban bien diseñados), no ha habido nada que me sorprenda en términos de diseños de personajes, escenografía y mucho menos motion.

La historia en donde William termina siendo el Elector del próximo rey del infierno, por lo que miles y miles de demonios y ángeles lo quieren o de su lado o muerto, en sí mismo no es original. Creo que en esta clase de animes fanserviceros normalmente uno no le pide a la trama argumental que deslumbre, pero sí que por lo menos entretenga con cada episodio. Makai Ouji no lo logró, haciendo de la historia una línea monótona, predecible y aburrida. Donde cada capítulo se repetía la misma secuencia de eventos: 1) William esforzándose por ser el estudiante perfecto para conservar su beca 2) La presentación de un nuevo enemigo o problema que desembocará en 3) Un William secuestrado o atacado por algún ente sobrenatural para que así 4) Dantalion lo rescate y 5) Nos ofrezcan una escena BL mientras este vuelve a insistir en que el rubio lo elija a él como próximo rey. Doce episodios interminables haciendo lo mismo, teniendo un final totalmente predecible y sin mucha gracia.

Por otro lado, los personajes fueron otra historia también poco agradable. Habían demasiados, y pocos rescatables valgan verdades. Algunos de ellos tenían potencial de ser explotados, especialmente en las historias con Salomón o en su mismo origen. No dudo que en el manga sean todos unos personajes, pero en el anime todo pasó tan rápido y tan supérfluamente que ninguno de ellos logró izarse como un personaje aceptable. Ningún personaje fue profundizado, siendo tal vez una de las más grandes decepciones Datalion. Este demonio tenía para ser explotado tanto (su relación con Salomón, su historia humana, su eterna discriminación en el infierno por su naturaleza humana, etc, etc, etc), pero se quedó en un personaje medianamente rescatable que rescataba al tsudere por razones todavía desconocidas. William, el principal, y su afán por auto proclamarse un «Realista» me crisparon los nervios por lo repetitiva de la broma, no mostrándome mucha evolución. Los otros tuvieron sus pequeñas historias que se quedaron allí (algunos otros ni me enteré que onda con ellos), sin ir más allá de lo evidente y cliché, dejándome con un sabor agridulce en los labios. Una pena, teniendo primeros episodios que me hicieron quererlos algo.