Todoroki vs. Deku : ¿Qué elementos hacen a una buena pelea y a una buena adaptación?

He visto el episodio 10 de la segunda temporada de Boku no Hero Academia más veces de lo sanamente recomendado. Muchos dirán que no es para tanto, y yo en parte lo creo también, pero eso no significa que no quiera por lo menos dedicarle una entrada a un episodio que ha revivido la flama amante del shounen de acción que creía ya muerta en mí. Especialmente porque creo que es un ejemplo claro de aquello que encarna las respuestas a la pregunta ¿Qué elementos hacen a una buena pelea y a una buena adaptación? Y que además está estrechamente relacionada con ¿Por qué este episodio ha sido tan bueno?

La segunda temporada de ‘My Hero Academia’ comenzó sin ton ni son para mí. Y en gran parte se debe, según yo, a que soy una lectora de su manga. Es decir, sé de antemano exactamente qué sucederá en cada arco, los giros argumentas y el desarrollo que le espera a cada uno de los personajes que existen y los que se incorporarán. El factor sorpresa no existe para mí y, por ello, la forma en la que me apropio de la historia es diferente a la de aquellos que están viendo esta serie animada sin tener noción previa de la obra original. Y aquella diferencia es vital para entender mi no total disfrute de esta adaptación. ¿Por qué? Porque estoy esperando el valor adicional que solo una adaptación animada puede brindarme como espectador. Estoy esperando una adaptación que supere al papel y, sinceramente, este es el único episodio que lo ha logrado.

Boku no Hero Academia me entretiene y, dentro de los géneros donde se ha instalado, me parece digerible en gran medida. Veo cada capítulo con alegría pero, hasta la fecha, esta alegría no había escalado algo más parecido al éxtasis – el estado que siempre espero poder llegar. Y esos momentos, aquellos que más amó de esta industria, pueden solo lograrse con uno o dos minutos.  En este caso, todo el capítulo ha sido bien planteado y ha ido escalando en una intensidad tan bien manejada que terminó por hacerme llorar de pena por la historia de Todoroki y de alegría por lo bello que puede llegar a ofrecernos la animación.  Literalmente, «Mi vida solo tiene sentido por momentos como estos»

Y no hablo solo por Yutapon y su escena orgásmica. Que, paréntesis, este hombre merece el cielo, mi vida y todo mi dinero. O la banda sonora que acompañó el clímax de esta pelea, que me hizo sentir el hype a kilómetros de distancia. Fue la construcción del peso argumental de esta pelea, el significado que esta tiene para los personajes involucrados, aquello que me tocó profundamente y que me recordó lo que hacía una buena batalla y una buena adaptación. No pongo en duda que el mangaka – Kōhei Horikoshi – haya llorado con este capítulo, como el mismo indica. Porque ver tal adaptación de tu obra, una adaptación que no solo le hace honores, sino que la supera con creces, debe ser tan gratificante de ver que no puedo ni imaginármelo. Si yo misma me sentí extasiada, no imagino a Kohei. A mí en su lugar me daba un infarto allí mismo y moría tranquila.

La pieza clave de todo ha sido el desarrollo de personaje que ha sufrido Todoroki gracias a esta pelea y, con ello, el hermoso mensaje que entrega la saga a su público: No dejes que nadie más dicte el destino de tu vida. Encuentra tu propio camino y lucha por tus sueños. La atadura de Toroki, el gran dolor de su alma, es rechazar una parte de él mismo que considera que representa a lo más repudiable sobre la Tierra: Su padre. La sangre que corre por sus venas, la cual se hace palpable a través de su Quirk y su lado izquierdo, es motivo de odio hacia sí mismo. Todoroki no puede concebir compartir algo con aquella persona que arruinó no solo su vida, sino la de la persona que  más amaba: Su madre. Y eso es doloroso.

Aceptar que las acciones de tus padres no te definen, sino que te definen tus propias acciones es un mensaje trascendental. Y estoy segura de que es algo que toca la fibra de muchas personas pues, para la desgracia de muchos, las decisiones y acciones de los padres impactan irremediablemente en los hijos. No obstante, el aceptar que aquello no es lo que va a dictar tu futuro, sino las decisiones que tu mismo tomes, es un gran paso para lograr la salvación. Es el perdón a través de la aceptación lo que va a romper aquellas cadenas que no te permiten avanzar. Y ese mensaje me parece dolorosamente hermoso en un contexto en donde hay tantos niños que pueden estar en la misma situación que Todoroki.

Y no solo es Todoroki, que es la estrella del capítulo, es también Deku como héroe el que se gana nuestros corazones. Que su principal motivación sea salvar a su rival, más allá de buscar la gloria, es aquello que lo hace tan valioso como personaje y lo que me hace amarlo como no tienen idea. Sé que muchos lo odian, pero para mí la sensibilidad de Deku para con los otros es aquello que más admiro de él. Admiro su empatía y su entrega, eso es lo que lo hace un héroe. De verdad, lo amo mucho y siento que es una inspiración que lograr llegar a varias fibras de mi ser. He llorado con él en tantas partes de esta serie y lo quiero tanto que soy su defensora virtual declarada. Era obvio que Midoriya tenía que perder, pero en esa derrota se ve su grandeza y aquello es lo que termina por ser tan reconfortante.

Y es en esta dinámica, en estos sentimientos que se generan en este episodio, que se configura una batalla apoteósica. Una buena pelea no solo nace de una buena animación, una buena banda sonora y un sentimiento de epicidad de un acto bombástico. Aunque son factores importantes, si tenemos en cuenta que Kohei tiene un arte hermosa y efectivamente merecía una escena hecha por Yutapon para agregar un valor máximo a su obra en la pantalla, no son lo único. Es cierto que la forma puede entregar a nuestros ojos un gran aperitivo pero es la construcción argumental lo que le agrega sentimiento a la escena.

Y esto empieza a escalar de a pocos en este episodio cuando Todoroki rememora su trágica infancia. Es en ese momento, en el que sabemos la magnitud de sufrimiento que pasó este personaje, que todo empieza a escalar irremediablemente a la cereza del pastel: El minuto orgásmico. Es cuando entendemos el móvil de Deku, el real, para salvar a Todoroki y el momento en que este entiende que uno es el único que forja su destino y que lucha por sus ideales que simplemente queda disfrutar de una epicidad con sustancia. La sonrisa de Todoroki, esa última lagrima antes de ir al ataque, el real disfrute y deseo de cumplir sus metas *lloro*. Es en ese momento, en que la composición de la escena alcanza tal nivel que la adaptación supera al original. Y eso es lo que siempre espero de mis animus. Kohei, yo también lloré contigo por ello.

En fin, no planea extenderme porque esta es una entrada rápida para sacarme el clavo. Necesitaba hablar de este episodio y qué mejor lugar que este blog. Tal vez les traiga pronto un buen análisis de mis peleas favoritas para responder mejor a las preguntas aquí planteadas. Hasta la próxima, PLUS ULTRA.

Apreciación Yutapon y su animación orgásmica: