[Reseña] Haikyuu!!: La batalla del basurero y el real clímax de una historia bien contada

Haikyuu!!: La batalla del basurero

Estudio: Production I.G| Tipo: Película | Capítulos: 1 | Demografía: Shounen | Género: Escula, Deporte | Fuente: Manga | Año: 2024

*1,2,3, play* (Esto tendrá spoilers, leer bajo discreción)

Querido/a lector/a:

Todavía tengo presente aquella tarde de principios de abril de 2014, un momento en el que mi vida se llenó de una cálida luz capaz de sosegar las tormentas internas que habitaban mi ser. La mera existencia del ser es un camino arduo, marcado por tonos grises que se entrelazan con destellos esporádicos de color. Estos destellos, a veces, surgen de las personas y vivencias que componen nuestro entorno más cercano, así como del mundo tangible que nos rodea, con sus límites pero también con sus redenciones. Sin embargo, a veces y de forma imprevista, muchos de estos momentos memorables provienen también de las historias y los personajes de mundos ficticios, que terminan por convertirse en tesoros que guardaremos en lo profundo de nuestros corazones, impulsando cambios en nuestra forma de ver/actuar en el mundo y ofreciéndonos valiosas lecciones de vida que se quedarán con nosotros eternamente.

La sonrisa de Hinata Shouyo y su amor por el voley llegó a mí para hacer arder también mi corazón y para ser ese refugio hermoso de dosis de entusiasmo que uno siempre necesita en esta vida. El amor por algo que nos motiva siempre a seguir superándonos. Un amor que puede darnos momentos de grandes tristezas pero también de grandes alegrías, alegrías que logramos con un gran ímpetud de seguir avanzando. A ese rayo de sol se sumó un gran grupo de personajes que se convieron en un cálido refugio de ilusiones y emociones que significaron pastillas de endorfina para el alma. Pareciesen palabras algo exageradas si dimensionamos que estoy hablando de un anime de un club de vóley de preparatoria, pero es justo ello lo que lo hace tan impresionante.

Diez años después, puedo decir que ir al cine a ver un clímax que se venía construyendo desde la primera temporada ha sido una experiencia para el recuerdo. No solo por ser gratamente testigo de cómo un producto de calidad había – finalmente – sido reconocido por tantas personas que abarrotaron los cines el día de su estreno. Sino, también por ser nuevamente testigos de una puesta en escena de calidad, que fue capaz de brindarnos – y en esta ocasión en una hora y media – un cierre digno de una de las más importantes líneas conductoras de una historia que revolucionó el mundo de muchos: El partido entre Karasuno y Nekoma.

A continuación, solo a manera de repaso, quiero desarrollar algunos puntos álgidos de la película para mí:

Dos caras de una misma moneda: Karasuno vs. Nekoma

Desde la primera temporada, nos encontramos prontamente con un paralelismo que empieza a formarse entre dos escuelas. Un punto de partida es la clara referencia a una rivalidad de años que se consolida con los entrenadores senior de ambos equipos. Desde un inicio en la trama, conocemos que el equipo de vóley de la escuela Karasuno ha caído en desgracia y, por ello, el conseguir recursos tanto materiales como humanos que la ayudaran a nuevamente sobresalir en la región resultaba difícil. Todo cambia cuando los chicos nuevos de primer año llegan para hacer girar los engranajes de los chicos de segundo y tercero. En este contexto, y ante chicos con un gran entusiasmo por el deporte, el profesor Takeda iniciará una lucha implacable:

  • 1) Reinicia el contacto con viejos contactos, en busca de espacios de práctica para el nuevo equipo, siendo quien primero le dará la mano: El entrenador Nekomata de la escuela Nekoma.
  • 2) Convencer al nieto del viejo y reconocido entrenador Ukai, de tomar su lugar. Pese a lo difícil de esta misión, el último paso para que el jóven Ukai aceptara esa misión fue el honra la rivalidad de ambas escuelas y al aceptar entrenar al equipo de su abuelo para poder juegar un partido de práctica con Nekoma.

En ese momento, entendemos prontamente que este «equipo citadino» y su famosa rivalidad con los «chicos rurales», en algún momento sería un punto angular de la historia que condensaría varias relaciones interpersonales y puntos de inflexión en la vida de varios personajes. Este gran paraguas argumental empieza a tomar incluso más forma con un encuentro fortuito entre Kenma, el colocador de Nekoma, y Hinata, nuestro protagonista. Dos personas, en un principio tan opuestas, que logran formar un vínculo que trascenderá los iniciales partidos de práctica.

Más allá de esa primera conexión entre ambos jugadores, encontraremos cómo cada miembro de ambos equipos formará no solo relaciones amicales con su contraparte, sino también un gran sentimiento de admiración y respeto mutuo. Por ejemplo, Yaku y Nishinoya siempre se emocionarán por las grandes habilidades del otro líbero al salvar balones difíciles; Tanaka y Taketora serán un impulso de ánimo y valentía para sus respectivos equipos, forjando además una sólida amistad masculina en el proceso; Kuroo actuará como mentor de Tsukishima en las técnicas de bloqueo, con la esperanza de enfrentarse algún día a la mejor versión de Karasuno en un partido oficial y así honrar la rivalidad de sus entrenadores; ambos capitanes serán siempre figuras líderes de sus equipos, aunque sin perder el sentimiento de admiración mutua con el desenlace de cada partido; o incluso, veremos la emoción de personajes como Lev o Inuoka por convertirse en el as del equipo o detener los ataques de Karasuno respectivamente, estableciendo así una clara conexión con Hinata como su rival y eje de atención que los impulsa a mejorar.

La puesta en escena de un partido que enfrentará a dos fuertes casas con historias entrelazadas se enaltece claramente mediante la construcción de lazos significativos que otorgan profundidad a cada escena de la película. Después de cuatro temporadas, como espectadores, conocemos las historias de cada uno de los jugadores y los vínculos que han creado. No es sorpresa que los corazones del público estallen al presenciar a Kuroo disfrutar al máximo de un magnífico juego oficial con un equipo rival de su querido entrenador y con un Kenma que se está esforzando por ganar, a Tsukishima sonreír sinceramente porque disfruta plenamente de un partido de voleibol, a Yamaguchi anotar puntos con seguridad y una motivación inquebrantable, a Nishinoya y Yaku intercambiar sonrisas de admiración al presenciar las asombrosas salvadas de balón que cada uno realizaba en sus respectivos equipos, o a Kenma asombrarse por cómo Hinata, a pesar de tener un plan para ‘enjaularlo’, nunca se rindió. Un partido que despierta emociones, sentimientos encontrados y felicidad de ser capaz de observar cierres importantes.

Por ello, no resulta sorprendente que, a pesar de contar con un sinfín de grandes escenas, una de las más significativas de toda la película sea observar al viejo entrenador Ukai, desde la cama de su hospital, estrechar simbólicamente la mano de su gran amigo y rival Nokomata con una sonrisa en el rostro, mientras observa su legado no solo en los jugadores que entrenó, sino también a través de la presencia de su nieto. Es cierto que, en este último punto, lo único que habría podido añadir un poco más a la película en este desenlace, habría sido comenzar con un flashback de los años de juventud de ambos entrenadores, quienes iniciaron todo. Estos entrenadores plasmaron su filosofía de juego en sus equipos, y su mutua admiración dio profundidad a la rivalidad entre ambas casas. Si esta película hubiera sido una temporada, no dudo que esta relación podría haber sido un eje adicional, resultando más que encantador, al igual que la mítica temporada de Hajime no Ippo centrada en el gran entrenador Kamogawa. No obstante, considero que la construcción de las temporadas anteriores también permitió sentir la importancia de este partido y nos sumergió en una dinámica que, si bien era adrenalínica, también tenía el ambiente de un gran festival, donde el deseo de vencer estaba matizado por la admiración mutua entre ambos equipos y por el público que no quería que este evento terminara.

La historia de Kenma y Nekoma

Considero que es importante mencionar y analizar que el protagonista de esta película es ineludiblemente Kenma Kozume. Muchas personas hablan de que se trata de un spin-off del personaje hecho largometraje y, tienen hasta cierto punto razón. El analítico y desapasionado colocador de Nekoma tiene un arco de crecimiento propio. Además de los capítulos de entrenamiento de las temporadas anteriores, hemos tenido OVAs enfocados en este personaje y su conformación de vínculos con los demás personajes del equipo: Takitora o Lev, por ejemplo. En esos episodios nos acercamos a la personalidad de Kenma: reservada, analítica, y aparentemente fría y sin pizca de tenacidad. ¿A Kenma realmente le gusta el voley? Sabemos que no le disgusta, pues de ser el caso no lo jugaría. Pero si realmente se divierte, es una interrogante que hasta su mejor amigo de infancia probablemente se hace.

Por ello, el centro neurálgico de este arco reside en encuontrarnos con un Kenma que aguarda ansiosamente la oportunidad de jugar un partido oficial con el equipo de alguien a quien admira profundamente: Hinata, el protagonista de la trama principal. Es verdaderamente impresionante haber sido testigos de cómo dos personas tan dispares lograron forjar una amistad sólida que, inicialmente, no se tradujo en rivalidad. Kenma siente curiosidad por Hinata y, poco a poco, su trama argumental se centrará en ver cómo surge en él un interés genuino por jugar un partido oficial con aquel chico. Después de todo, aunque han sido compañeros de equipo en varias prácticas, la posibilidad de enfrentarse en un encuentro oficial dependía de que ambos equipos no solo se esforzaran, sino que también mejoraran sus habilidades para ganar sus respectivas ligas regionales y así encontrarse en el ámbito nacional. Ese momento llega luego de cuatro temporadas y varios pesares, seguramente paralelos entre ambos equipos.

Por un lado, Hinata tiene la motivación de convertirse en «el pequeño gigante» de su época y, con ello, mejorar cada día en el deporte que tanto ama. Por otro lado, el motor de la historia de Kenma es que nunca le ha interesado simplemente ganar o perder un partido, sino hacer lo objetivamente posible para seguir avanzando. Esa impasividad constituye su fortaleza, ya que le permite mantener una mente clara para analizar y resolver las difíciles situaciones que se presentan, pero también es lo que sus amigos, especialmente Hinata, desean cambiar en él.

La película tiene varios momentos en los que nos hace profundizar en las dinámicas de Kenma, rememorar sus momentos con Hinata, y también mostrarnos el inicio de su amistad con Kuroo. Una amistad que realmente se consolida por el voley, de la mano del entranador Nekomata. Kenma es testigo del nacimiento del amor de Kuroo por el voley de primera mano y es ‘ sin querer queriendo’ arrastrado a este deporte que se le da bien. Una de las partes más interesantes fue ver la infancia de ambos y el reconocimiento en primera persona de una pasión desbordada que cambió la vida de una persona clave en la vida de Kenma, su mejor amigo. ¿Cuándo sería el turno de Kuroo de reconocer en Kenma pasión por el deporte que él también ama? La película nos muestra ese momento de una manera trepidante, mostrándonos una secuencia de ambos en la cancha luchando un punto largo que condensa todos sus años juntos y su agradecimiento a una de las personas más importantes de su vida deportiva: El entrenador Nekomata.

Posteriormente, la película nos brinda una de las mejores secuencias en primera persona que he visto en el spokon: un plano largo visto desde la perspectiva de Kenma, logrando adentrarno en su cansancio, en su desesperación, en lo caótico y rápido del partido, y en las jugadas desesperadas de cada equipo por hacer que esa pelota no toque el suelo. Esta escena se consolida prontamente en un agradecimiento sincero a su mejor amigo por haberlo arrastrado a ese mundo, un agradecimiento que pone fin a la gran pregunta ¿Cuándo Kenma lograría tener ese momento en que el voley realmente lo enamoraría? y que conmueve hasta lo más profundo a su amigo de infancia, a Hinata y a todos quienes vimos el inicio de esta adorable travesía.

El pico de la serie: El amor por el voley.

Finalmente, Haikyuu!! presenta el núcleo de su verdadera esencia argumental: descubrir el amor por la vida en esos pequeños momentos que se despliegan cuando nos entregamos en cuerpo y alma a algo que realmente nos apasiona. Para estos jóvenes, esa pasión es el vóley. El propósito de este juego va mucho más allá de simplemente ganar o avanzar a la siguiente ronda. En un principio, ganar el torneo es el objetivo que comparten ambos equipos. Sin embargo, la verdadera razón de ser de este partido va más allá de ese resultado, y creo que es maravilloso que así sea. Normalmente, siempre nos encontramos frente a partidos donde el equipo protagonista debe vencer al famoso equipo rival (lleno de prodigios o donde se posicionan los antagonistas). Son partidos llenos de adrenalina y donde deseamos con pasión verlos caer ante el esfuerzo y dedicación de nuestros héroes.

La Batalla del Basurero es todo lo contrario. Dudo mucho que alguno de nosotros haya deseado de corazón que alguno de los equipos perdiera. Estoy segura de que queríamos que este partido continuara eternamente, sacando lo mejor de cada uno de los chicos y viéndolos disfrutar de lo que más aman. Observar cómo se cerraban círculos en el crecimiento de los personajes y cómo esto irradiaba una atmósfera festiva fue verdaderamente emocionante. Verlo en la pantalla grande fue un gran plus adicional que amé de corazón. Creo que podría seguir redactando mucho más acerca de cada personaje y cada escena. Además, estoy segura de que cuando tenga la película en streaming, la volveré a ver y, con ello, recordaré mil y un temas que podrían dar lugar a largas conversaciones entre amigos. Espero que hayan disfrutado de la película tanto como yo y que nos encontremos en la siguiente película, que espero llegue pronto también a nosotros.

Sinceramente,

W.


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